lunes, 29 de septiembre de 2008

Lugares que no existen

Hoy fui a un lugar al que no iba desde hace mucho tiempo. De esos lugares que visitaste y cuyos recuerdos quedaron en lagunas de tu memoria, que cuando ves la foto dices "No, yo no recuerdo para nada haber ido ahí". Pero fuiste, es un hecho, aunque no lo recuerdes, lo hiciste. Algo asi como cuando te despiertas de una fiesta loquísima y no recuerdas lo que pasó despues de el décimo shot de tequila. Y ves la foto y dices "Es que yo no pude haber hecho eso, yo no hize eso", pero ves la foto y aprendes a aceptar que tu memoria no es perfecta y que no puedes negar que el que sale en la foto eres tu.

Algo asi.

Me levanté y sentí esa sensación de haber recordar algo que mi memoria habia olvidado por completo. Ese lugar que yo aún estoy seguro que ni siquiera existió, pero que mi sueño me dejó con esa sensación de que si fue cierto. Si pasó. Esta vez tuve tres sueños, de los cuales solo contaré el último pues es el que recuerdo aunque no del todo. Pero estos tres sueños fueron de algun modo especiales. Hace mucho tiempo que no me despertaba así, me "despertaba". Fueron tres sueños realmente pesados, me levanté de la cama y era como si aun no estuviera despierto realmente. Todo mi cuerpo estaba entumido, mi cerebro tambien. Mis ojos, mi boca, mis brazos y piernas, no los sentia. Volvía a caer en mi cama y me volvía a ir a otro lugar de esos que ya no recuerdo otra vez.

La tercera vez.

La tercera vez cai en algo que literalmente se quedó en mi infancia. El karate. Desde los siete años asistí a clases de karate hasta los quince. Estaba en mi escuela de karate que estaba en el centro de Culiacán, estaban mis maestros y mis compañeros. Pero en la vida real esa escuela no existe ni esa maestra. Sin embargo ahi estaba yo y estaba bien feliz de verlos. No recordaba que la misma escuela estaba divida en dos, la escuela de karate y la escuela de sushi. Fue raro, pues en la escuela de Sushi estaba Julio Robles, quien lo conocí hasta entrar a la carrera. Estabamos calentando cuando llegó Laura, una chica de mi equipo de ergonomia y me iba a platicar sobre el proyecto de ergonomia.

En ese momento recibe una llamada... No recordaba que Laura fuera tan fresa.

-Hey! ¿Que onda?... No, no estoy ocupada... Si... si... SI!... ¿Como supiste?.... Ay, ya sé!... No pues, estamos haciendo un proyecto de ergonomia, ¿si te dijé?... SIII... Pues nos vamos todo el equipo... No, al DF nos vamos en avión. Aja, si, aja... Ay, pues, equis, como dos cientos mil pesos... Si, equis eso la neta... Pues es para el miercoles, si tenemos tiempo... Aqui con Aarón, pues es el que falta de comprar los boletos y eso... Si, bueno amiga... Si yo te aviso por lo de tu sabes... Si... Sale... Si, ya te dije... Bueno, byeeee! -

¿QUEEEEE? ¿De que está hablando? ¿Dos cientos mil pesos para un proyecto de ergonomia? No me van a dar ese dinero...

Y luego me desperté como si de verdad ese lugar hubiera existido aunque no lo pudiera recordar. Aun no estoy seguro de lo que mi mente me esta diciendo ahora que ya estoy despierto.

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